Así quedó el vehículo de la empresa de seguridad privada tras la agresión a la vigilante.
Los problemas con las viviendas ocupadas en la calle de los Cangilones de Altafulla persisten. El último episodio se produjo este jueves, 28 de febrero, alrededor de las doce del mediodía, cuando se produjo una agresión por parte de uno de los inquilinos de estas viviendas a una vigilante de seguridad privada que trabaja, precisamente, controlando algunas de las casas de esta calle. La mujer terminó herida, con una posible fractura del tabique nasal, y también se produjeron varios impactos de piedra en el coche de la empresa.
Según relata la denuncia efectuada a los Mossos este jueves por la tarde y en la que ha tenido acceso BaixGaiàDiari.cat, todo comenzó tras una sonora pelea en el interior de una casa entre un hombre y una mujer. Siempre según el relato del personal de seguridad, el hombre abandonó la vivienda ocupada en evidente estado de alteración y comenzó a enfrentarse verbalmente con los trabajadores encargados de la vigilancia.
La empresa de seguridad está contratada por una entidad bancaria que es propietaria de una hilera de viviendas en la calle de los Cangilones. De estos, hay dos ocupados, pero quieren garantizar que el resto sigan vacíos. Esto causa enfrentamientos entre ocupas y vigilantes, como el de este jueves. El hombre apedreó en varias ocasiones el coche de la empresa y, justo después, agredió con contundencia la vigilante de seguridad, hasta el punto de que, a falta de las últimas pruebas médicas, tiene fracturado la nariz.
Los vigilantes de seguridad, hartos de la situación
Es toda una paradoja, pero los vigilantes de seguridad están hartos de la inseguridad que viven. «Estamos vendidos, ni el Ayuntamiento ni la Policía Local nos dan soluciones y nos redirigen a denunciar a los Mossos», denuncian a este medio. No es la primera vez que viven enfrentamientos y ataques físicos por parte de algunos miembros del colectivo ocupa -en concreto, tres personas problemáticas.
En otras ocasiones han vivido vejaciones, insultos, más golpes de piedra y ataques al vehículo, como las ruedas pinchadas, y temen que la situación no se detenga.
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