miércoles, 5 de mayo de 2021

MORIR TRABAJANDO



“Morir trabajando” o el Karoshi del vigilante

Esto no es nuevo, en 1969 se definió el termino en Japón, cuando un trabajador de una empresa de logística de 29 años murió de un ataque al corazón. Hoy el Karoshi del vigilante no es una excepción, se está convirtiendo en regla. Siguiendo con Japón, en 1987 fue reconocida como enfermedad laboral; hoy si alguien muere por esta enfermedad, el estado remunera a los allegados con unos 16.500 € y la empresa y sus aseguradoras con hasta 1 millón de €.

Aquí el Karhoshi del vigilante no existe legalmente. ¿Cuántos compañeros han muerto de ataques al corazón o accidentes cerebrales durante el servicio? Conocemos algunos, pero hay muchos más.

Esta enfermedad es muy compleja y simple al mismo tiempo. Para demostrarla ante un juez, (en Japón) solo falta acreditar 100 horas extras en un mes o 80 en dos o más meses consecutivos. ¿Cuántos compañeros conocemos que como mínimo cumplen el segundo supuesto?

En china se reportan 1.600 casos diarios por Gualosi (así lo llaman allí) con la ratio de 60 horas extras mensuales.

Esto es lo sencillo, pero ¿qué es lo complejo?

Lo complejo de el Karoshi del vigilante son los efectos generales adversos para la salud, tanto física como mental. Somos duros, somos fuertes, las situaciones una vez solucionadas nos resbalan, todo cierto, pero falso al mismo tiempo, la procesión va por dentro.

El exceso de horas de trabajo provoca taquicardia, hipertensión, fatiga extrema, perdida de la libido entre otras, que derivarán en accidentes cardiovasculares y cerebrales e incluso suicidios.

Además, en muchas ocasiones para poder aguantar se acompaña de conductas que se convierten en hábitos insanos, como puede ser el consumo de drogas ya sean blandas o menos blandas.

Nadie nos puede obligar a realizar horas extras, ni tan siquiera debemos obligarnos a nosotros mismos. Hemos de conseguir sueldos que nos permitan vivir normalmente sin necesidad de horas extras. Esto nos garantizará llegar a la jubilación, además, ayudará a que esta sea digna. Recordar: las horas extras son pan para hoy y hambre para mañana; las horas extras no cotizan para nada.

Tener bien presente el Karoshi del vigilante. Luchar por un sueldo acorde que no nos obligue a hacer horas extras.




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